¿Querés cocinar menos veces, pero no repetir el mismo plato todos los días?
La solución es hacer una base común y transformarla en otras comidas. Así ganás tiempo, ahorrás gas, y no sentís que comés “lo mismo de ayer”.
1. Cociná una base grande: carne, arroz, salsa, legumbre
🍛 Elegí una de estas como “receta madre”:
Arroz blanco o con verduras
Carne picada o pollo desmenuzado
Salsa de tomate o crema
Lentejas hervidas
Cocinás en cantidad y después la usás en 2 o 3 platos diferentes.
2. Reutilizá cambiando la forma
🔄 Ejemplos:
Carne picada cocida:
Día 1: con arroz o puré
Día 2: como relleno de empanadas o tarta
Día 3: con fideos y salsa
Lentejas hervidas:
Día 1: guiso
Día 2: hamburguesas con avena
Día 3: ensalada fría con tomate, huevo y cebolla
Salsa de tomate:
Día 1: con fideos
Día 2: como base de pizza
Día 3: en un pastel de papas o como salsa de albóndigas
3. Congelá por porciones si no vas a usar todo
🧊 Así evitás que se eche a perder y tenés una “comida lista” para otro día sin cocinar.
Marcá el tupper o bolsa con la fecha y lo que contiene.
💡 Consejo final:
No hace falta cocinar distinto cada día. Con un poco de planificación podés transformar una sola preparación en varias comidas distintas, sin caer en lo repetido.