Planificar lo que vas a cocinar en la semana te ahorra tiempo, plata y dolores de cabeza.
No se trata de hacer una lista perfecta, sino de tener una guía flexible que te ayude a resolver comidas sin improvisar cada día.
Acá te dejo una forma fácil de hacerlo, incluso si no sos fan de planificar:
1. Elegí 4 comidas base
🍝 Pensá 4 comidas que sabés hacer y que a tu familia le gustan:
Ejemplo: milanesas, guiso, pasta con salsa, tortilla.
Con eso ya tenés la mitad de la semana cubierta. El resto lo vas armando más libre según lo que tengas.
2. Agrupá por tipo, no por receta
🥗 En vez de decir “el lunes hago canelones”, poné: “comida con verduras” o “comida con arroz”.
Eso te da margen para decidir ese día si hacés un wok, un budín salado o una ensalada tibia.
3. Repetí sin culpa
🔁 Si un plato gusta y rinde, podés hacerlo 2 veces en la semana. También podés hacer doble porción y freezar.
No hace falta inventar todos los días una receta nueva.
4. Tené siempre un “comodín”
🍳 Guardá una opción rápida para cuando no tenés ganas de cocinar:
Fideos con salsa rápida
Tarta con lo que hay
Arroz salteado con huevo
Tener un comodín anotado evita que termines pidiendo delivery.
5. Usá lo que tenés primero
🧺 Antes de armar el menú, mirá la heladera, el freezer y la despensa.
Así usás lo que ya tenés y evitás tirar comida o comprar de más.
💡 Consejo final:
Planificar no es rigidez, es organización. Un menú semanal no solo te ahorra plata y tiempo, también te da paz mental. ¡Y siempre podés cambiarlo sobre la marcha!
